domingo, 28 de junio de 2009

Los Colonos Alemanes


Del libro, "ISIDRO CASANOVA. La historia de un pueblo, la vida de una ciudad".
La llegada de colonos al país a mediados de siglo XIX vino de la mano de una política inmigratoria con la cual se pensó, luego de la caída de Juan Manuel de Rosas, fomentar la población y desarrollar colonias agrícolas para consolidar el proyecto de nación que diseñaron los liberales de esas épocas. Los inmigrantes europeos eran seducidos y así llegaron a adquirir grandes extensiones de tierras impensadas en Europa, donde la inestabilidad y las guerras hacían poco proyectable el futuro. La huida de Rosas y la persecución de los "civilizadores" sobro todo vestigio federal provocó una liquidación de los latifundios que poseían las familias del poder hasta 1848. Entre los terratenientes hay nombres conocidos paras los matanceros como por ejemplo los Ezcurra y hay otros que son conocidos por la historia argentina. En el año 1850 Tomás O'Gorman, abuelo de Camila (quien fuera fusilada por tener un amorío con un sacerdote), realiza una operación inmobiliaria vendiendo una extensa fracción de tierra dentro del Cuartel 4º; lo que hoy es la localidad de Isidro Casanova. O'Gorman, de familia probadamente rosista, le vendió el 20 de septiembre de aquel año (1), a una sociedad compuesta por Johann Karl Christian (Juan Carlos Cristian) Brasch y Margarete (Margarita) Stengel, una propiedad de (aproximadamente) 1,5 por 9 kilómetros de superficie. Esta sociedad compuesta por ciudadanos alemanes se hizo propietaria de las tierras que actualmente están dentro del perímetro que conforman la Ruta provincial 17 (Carlos Casares), Polledo, Cristianía y el río Matanza. Coincidentemente, del otro lado del río, en lo que después se transformó en Ezeiza otros colonos alemanes se asentaron muy cerca de estos. Citamos ahora textual del libro "De una locución nació un libro" (2) que data sobre la historia de Ezeiza: "En 1850 la estancia Los Remedios es vendida a Halbach, cuñado de Zimmermann. Halbach de origen alemán, luego de la adquisición procede a traer los alambres desde Alemania". Esta información podría hacer suponer que existió un patrón inmigratorio de colonos alemanes en la zona. De no ser así, la coincidencia es más que llamativa.
Pero la sociedad comercial entre Brasch y Stengel duró poco tiempo y esa amplia franja de tierras fue dividida quedando para la familia Brasch la fraccción entre Carlos Casares y Marconi y desde allí hasta Cristianía para Stengel que antes de comprar esas tierras había enviudado. Eugenio Federico Gatti Traut, descendiente (cuarta generación) de esas familias, reconstruyó parte de su árbol genealógico y recogió el siguiente dato: "en 1826 vino el matrimonio Margarete Stengel casada con Wilhem Traut, supongo que entre 1828 y 1850, Wilhem falleció y así la franja de campo quedó a nombre de su esposa Margarete". El 11 de mayo de 1829 estos alemanes estaban asentados "«en la Chacarita de los Colegiales» cuando unos cincuenta hombres saquearon a las 16 familias de esa nacionalidad extrajeron «el cáliz, las vinajeras, la corona de María Santísima y la media luna que tenía a los pies guarnecida de piedras finas»" (3). En algunas publicaciones y mapas de la Dirección de Catastro de la provincia de Buenos Aires aparecen como propietaria de las extensiones una Margarita Steinglen. En el censo nacional realizado en el año 1869 fue registrada como habitante de una zona rural del Cuartel 4º una ciudadana alemana bajo el nombre de Margarita Estengler (entiéndase las dificultades idiomáticas de la época) de 65 años "sin ocupación aparente y no sabía leer y escribir" (4) asentó en la planilla del censo el empadronador Nemesio Sánchez el 17 de septiembre de ese año. Según Eugenio Traut, el apellido original sería Stengel, y además agrega que "un hijo de Wilhem y Margaret, Federico Traut Stengel, fue quien se casó con la hija de Johann y Bárbara Hoffman, Máxima Bárbara. Precisamente en el Censo Nacional de 1869 figura, a renglón seguido de Margarita Stengel, "Federico Truate (Traut), 32 años, soltero, argentino, nacido en Buenos Aires", sabía leer y escribir y se declaraba labrador. De la misma fuente se concluye que la señora Stengel ya había enviudado puesto que además de su hijo Federico aparecen Enrique (35 años), Jorge(27) y Margarita (28) pero no Wilhem.
De estas dos familias Alemanas aun hoy se conservan descendientes, rastros e historia en Isidro Casanova. De los Stengel o Steinglen hasta allí se pudo seguír el rastro y se colige por mapas catastrales que aquella franja de tierra (producto de la sociedad con Brasch) antes de terminar el siglo XIX fue fraccionada y comercializada conservándose por último los terrenos más anegadizos cercanos al río Matanza. Sin embargo el matrimonio de Federico Traut con Máxima Bárbara Brasch hizo perdurar el apellido. Hasta el día de hoy que un descendiente de aquellos colonos alemanes sigue viviendo y desarrollando su actividad en Isidro Casanova. Casi 160 años después, Federico Agustoni (abogado y martillero) vive con su familia en la ciudad que poblaron los Brasch/Traut. Agustoni ayudó al autor a reconstruir aquel pasado recordando que del matrimonio de Federico Traut y Máxima Bárbara Brasch nacieron siete hijos de los cuales una fue su abuela (Carmen, casada con Aquiles Agustoni). Juan Victorino, otro de los vástagos del matrimonio y bis abuelo del mencionado Eugenio Gatti Traut. En el caso del concejal de La Matanza Ariel Martínez, es nieto de Juan Victorino y por ende descendiente de esta familia teutona.
Pero volvamos para atrás con la familia Brasch. Un día antes que los Stengel, el empadronador registró también en el Cuartel 4º a un tal "Juan Carlos Braz, de 53 años, alemán, casado, labrador y sabía leer y escribir"; y a continuación aparece "Barbarita Osman de Braz de 63 años, casada, alemana, también labradora". Sin dudas que se trata del matrimonio Brasch-Hoffman que están radicados y trabajando en los campos que le compraron a O'Gorman. También están censados el mismo día "Barbarita Braz (Máxima Barbara Brasch), 19 años soltera, nacida en Buenos "Aires" y otro alemán llamado "Cristián Grao, peón de chacra" de 51 años (5).
Ya vimos una parte de la descendencia del matrimonio de Juan Carlos Brasch y Bárbara Hoffman, la hija de ambos (Máxima Brasch) tiene siete hijos con Federico Traut. Sin embargo sólo dos tienen descendencia. Máxima fallece viuda en 1912 dejando una importante extensión de tierra en la que no sólo se realizaban trabajos agroganaderos, además quedó la casa que era utilizada como vivienda de toda la familia: "La Máxima". Esta es sin dudas la edificación más antigua que existe en Isidro Casanova y todavía se conserva en excelente estado. Es una construcción (forma una semi herradura) de siglo XIX con amplias habitaciones, un ambiente para descanso, una galería que da al parque y una anexo para el servicio y para el almacén. Obviamente no podía faltar la caballeriza y un inmenso palomar de ladrillos que podía albergar cientos de aves. Conserva en su edificación un alto porcentaje de los tiempos en que fue construida con algunas pequeñas mejoras. Ubicada a pocos metros de la avenida Polledo, marca a las claras que en aquellas épocas el Camino Real a Cañuelas no era utilizado como única vía. Existen diferentes versiones a cerca de la presencia de figuras de la historia argentinas por estos parajes de la llanura pampeana; se habla de la estadía de Manuel Belgrano y de que el propio Juan Manuel de Rosas lo utilizaba de posta para dirigirse a su estancia del Pino. Lo que sí es cierto es que lo que hoy es la traza que componen Venezuela y luego Polledo fue un camino alternativo al que iba a Cañuelas; prueba de ello es la pequeña capilla construida en 1912 y que está ubicada a unas 10 cuadras del ingreso a La Máxima.
El destino quiso que la única heredera del primer comprador de las tierras que luego se llamaría Isidro Casanova pudiera ver la creación de la estación de trenes del Ferrocarril Midland y el surgimiento del incipiente pueblo que empezaba a rodearla. Sin embargo la traza para la colocación de las vías perjudicó a Máxima Brasch de Traut quien no quiso donar las tierras a la empresa británica de trenes. Así surge de la información recogida en el diario La Prensa de la época que en un párrafo titulado "Judicialies" señala "Ferrocarril Midland de Buenos Aires contra Máxima Bach de Trante (debe decir Traut) por expropiación de un terreno en Matanza. Se autoriza la expropiación y se fija en 1.000 pesos el precio de la hectárea de terreno" (6).
Ya en el siglo XX los Traut siguieron explotando los campos con la actividad agrícola ganadera, a la vez que comenzaron a fraccionar la amplia extensión replegándose cada vez más hacia el casco de la estancia. Así fue que Carmen (una de los siete herederos de Máxima) se casa con un funcionario municipal llamado Aquiles Agustoni y uno de sus hijos, Esteban, abrió la primera inmobiliaria en Isidro Casanova. Esteban no contrajo matrimonio y cuando la actividad comenzó a aumentar fue un sobrino suyo, Federico (h), quien comenzó a trabajar en la Inmobiliaria Agustoni.


(1) Este dato fue corroborado por el autor en una Escritura que certifica la compra por la sociedad compuesta por Brasch-Stengel el 20/09/1850.
(2) "De una locución nació un libro", de José Antonio Alvarez, julio de 2003
(3) Periódico El Tiempo del 15 de mayo de 1829
(4) Consultado por el autor en el Libro del Censo Nacional de 1869, Archivo General de la Nación.
(5) Censo Nacional 1869, Archivo General de la Nación.
(6) Diario La Prensa 24 de junio de 1909
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Foto de principios de 1900 donde se ve a parte de la familia Traut en el patio de «La Máxima»

sábado, 27 de junio de 2009

“El transporte público de pasajeros fue de singular importancia en la zona porque ante el crecimiento demográfico y la proliferación de centros urbanos en el Gran Buenos Aires los ramales de ferrocarriles no alcanzaban a cubrir las demandas de los usuarios. El servicio del Ferrocarril Midland tenía sus limitaciones y si bien a mediados de siglo pasado era el camino más directo y rápido hacia la Capital Federal, la conexión con otros pueblos de La Matanza y con el barrio capitalino de Liniers debía realizarse de otra manera. Fue así que comenzaron a surgir emprendimientos para la cobertura de esos recorridos que tomaron como columna vertebral la ruta nacional 3; por esos años todavía conocida como Camino Real a Cañuelas. Hacia fines de 1938 el gobierno municipal dejó sin efecto una ordenanza aprobada en mayo de ese año y por la cual se había expedido una habilitación para una compañía de micro ómnibus, compuesta por Bartolomé Cassina y Andrés Costa Vergés, para el servicio de transporte de pasajeros entre las localidades de Isidro Casanova y Ramos Mejía. ¿El motivo? La empresa decidió renunciar a la concesión por la poca rentabilidad del negocio. La gestión del intendente Agustín de Elía decidió de inmediato ceder la concesión al empresario Antonio Canda para que brinde un servicio de transporte de pasajeros desde Liniers, por la calle Rivadavia y la estación Isidro Casanova. Si bien esto demuestra que hay antecedentes de transporte público en la zona entre las décadas del '20 y del '30; la fecha oficial de constitución de Transporte Ideal San Justo es el 7 de marzo de 1943. No hay que olvidarse que las frecuencias entre coche y coche no eran abundantes y que para no perder el colectivo muchos vecinos llegaban con gran antelación a la parada. Tal era el caso de los primeros vecinos del barrio Atalaya que debían llegar hasta la ruta caminando por Coronel Quesada (República de Portugal) abriéndose camino por los zanjones y huellas de tierra que encontraban a su paso. Otros llegaban en sulky y esperaban allí el colectivo. Fue en el bar La Parada donde funcionó el control de la empresa para los colectivos hasta que instalaron una cabina en la vereda para depositar la recaudación de cada vuelta.” -del libro “Isidro Casanova. La Historia de un Pueblo, la Vida de una Ciudad”.

Esta foto data, aproximadamente, del año 1943. Se trata del colectivo número 1 de la empresa IDEAL de San Justo con su línea 196 (actualmente 96) que estaba estacionado sobre la ruta 3 y las vías del Ferrocarril Midland. Hasta allí llegaba el recorrido del primer ramal de esta empresa de transporte que salía desde Liniers, pasaba por Ramos Mejía y San Justo, y tenía como cabecera al Pueblo de Isidro Casanova en la mencionada Esquina de Ruta 3 y las vías (calle Tokio). Allí en la foto se puede observar, además del paisaje del pueblo, al chofer y a su acompañante (por lo general con conocimientos de mecánica) posando junto al colectivo. Uno de ellos es Gregorio Díaz, vecino de Isidro Casanova.

Del libro “Isidro Casanova. La Historia de un Pueblo, la Vida de una Ciudad”.